sábado, 1 de mayo de 2010

LA MENDIGA DE GAUDI

LA MENDIGA DE GAUDI


Diez centímetros de mirada separan
La riqueza de la más insensata pobreza,
El arriba y abajo que separa en rareza
El ser menos rico en soles que amparan.

Gotas de dos ojos con entereza
Que se señalan por una moneda,
Al pedir sumisa por quien conceda
Dignificar con céntimos de certeza.

Colores de foto que a miseria retroceda
Darían sonrisas como olor de rosas
A quien parece sin país y sin cosas.
Sentada es como mármol que no ceda

A renunciar a nietos que no hagan prosas
De mendicidad. Tal vez ella rica en versos
Sin saber del leer, donde acentos conversos
Le hacen creer para ser de alas preciosas.

Sería niña, jugando a ser muñeca en inmersos
Prados de verde risa y espiga de trigales,
Saltando con nubes y primos que eran zagales
Para ser príncipes azules de ojos tersos.

Sería enamorada con escote de amapolas tales,
Que a la luna sorprendería con rayos
De joven vibrar con amores y tallos
Boda y flores y pandereta y arroz y sales.

Mujer de europea altura y madre de mayos,
Eneros y diciembres con hambres gitanas
Y churumbeles de bosnias hermanas,
Y embarazos y partos y teta y sayos.

A decir era del teatro del pedir,
Y haya frío de granizos o calor de sudores,
Era sabia en progenitar amores
De diez hijos azucarados, en expedir

También la limosna diaria que hace arbores,
para ser gorrión mantenido diariamente
en la costumbre de conseguir el pan fríamente
y entre fuegos conseguir las labores.

Pide y pide en su papel de escena, y en mente
día a día el mojar lo que aceite de,
siendo como presa, que fija no retrocede
antes espectadores que andan comúnmente.

Título de observadora comparte y cede,
A los pies de turistas que fotos tiran
A pared de escultura, y que retiran
Retina para en conciencia que no agrede,

Sean ocultos con la fachada que conspiran,
De yeso y azulejo y cristal diseño.
Y en posición no hacen ningún empeño,
Son bolsillo y nación que al dólar inspiran.




Sólo con quien la entiende sube el ceño,
con las pestañas largas que navegan observadoras
para cuando pasen samaritanas obradoras
que le echen para comer en hoguera y leño.

Se trajo una cara de guerra europea, y esporas
De sangre de balcanes y volcanes.
Y ahora es mendiga y señora en ademanes
siendo reina del pensar lo largas que son las horas.


Antonio Martinez de Ubeda
Amdeu Linden

No hay comentarios:

Publicar un comentario